Envuelvo este corazón esquivo
en ilusión de lo dulce que más quiero.
Hermoso hechizo por el que muero
y ardiente pasión por quien yo vivo.
Imagen grandiosa de tu atractivo
que a mi corazón volvió de acero,
por enamorarse de un limosnero
que se fue como un fugitivo.
Despojando mis noches sin su dueño
y a mi cama volvió un invierno.
Dejando mi alma con su recuerdo
en este mar de nubes de tormentos.
Lluvias de esperanzas silenciosas
que mi terco corazón grita,
donde solo tu voz resucita
las cenizas de mi alma sin sueños.
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